ISRAEL, 9 DE JUNIO DEL 2025.


El barco Madleen, que intentaba romper el bloqueo naval israelí sobre la Franja de Gaza, llegó al puerto de Ashdod tras ser interceptado por la Marina de Israel. A bordo viajaba la activista climática sueca Greta Thunberg junto a otros integrantes de la Freedom Flotilla Coalition, quienes serán deportados tras ser entregados a la policía.

Greta Thunberg fue secuestrada en Israel.

Una misión humanitaria con destino frustrado
La embarcación zarpó desde Sicilia, Italia, con la intención de entregar ayuda humanitaria a la población de Gaza y protestar contra la ofensiva israelí. Sin embargo, fue abordada en aguas internacionales, a unos 200 kilómetros de la costa. Según las autoridades israelíes, la ayuda será canalizada por “vías oficiales” y acusan a los activistas de orquestar una campaña de relaciones públicas.

Cruce de versiones y tensiones legales
La organización Adalah denunció que Israel violó el derecho internacional al interceptar el barco fuera de su jurisdicción. Por su parte, el ministro de Defensa israelí ordenó que los activistas vean un video de los ataques del 7 de octubre antes de ser deportados, defendiendo la acción como una medida legítima de seguridad.

Una crisis humanitaria sin tregua
Mientras tanto, la situación en Gaza sigue deteriorándose: más de 54 mil palestinos han muerto desde el inicio del conflicto, y los organismos humanitarios advierten que una hambruna masiva es inminente si no cesa el bloqueo. El cerco impuesto por Israel y Egipto desde 2007 continúa impidiendo el acceso sostenido de alimentos, medicinas y otros suministros.


El incidente evidencia la profunda fractura entre los esfuerzos civiles por denunciar crisis humanitarias y las políticas de seguridad estatales. En medio del conflicto, las acciones simbólicas como la de Thunberg no solo buscan atención global, sino también incomodan a quienes prefieren mantener la narrativa bajo control.

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