CULIACÁN, SINALOA, 23 DE ENERO DEL 2025

El asesinato de los menores Gael, de 12 años, y Alexander, de 9, junto a su padre Antonio, a manos de un grupo armado en el norte de Culiacán, ha desatado una ola de indignación en Sinaloa. Los trágicos hechos, ocurridos en medio de la lucha entre facciones del Cártel de Sinaloa, no solo han consternado a la comunidad, sino que también han generado una masiva movilización para exigir justicia.

Este jueves, cientos de personas se reunieron en las calles de Culiacán para protestar por la violencia que azota la región. Los manifestantes, vestidos de blanco y con pancartas que exigían paz, se dirigieron al Ayuntamiento de la ciudad. Sin embargo, la situación escaló rápidamente cuando los protestantes irrumpieron en las oficinas del gobernador Rubén Rocha Moya, destruyendo parte de las instalaciones. El mandatario, quien no atendió a los manifestantes, ha sido señalado por su aparente desinterés en la grave situación de seguridad que vive Sinaloa, al insistir que todo está «en orden» en el estado.

Manifestación contra gobernador de Sinaloa / Foto: Aristegui Noticias

El ataque contra Gael y Alexander ocurrió mientras viajaban con su padre. Los agresores, aparentemente intentando robar el vehículo, abrieron fuego cuando no lograron su objetivo. Este tipo de hechos no son aislados; la violencia en Culiacán ha aumentado dramáticamente en los últimos meses, debido a la guerra entre los hijos de Joaquín Guzmán Loera y Ismael Zambada García, lo que ha provocado una cifra alarmante de homicidios.

La indignación de los ciudadanos se reflejó en la marcha, que culminó con fuertes consignas contra el gobernador y el clamor de «¡Fuera Rocha!». A pesar de los esfuerzos de las autoridades federales por contener la violencia, con operativos en la región, la inseguridad continúa siendo un desafío constante para la población. A nivel estatal, más de 500 homicidios y desapariciones han sido reportados en los últimos meses.

El gobierno federal ha tomado el control de la investigación del caso de los niños asesinados, a través de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que trabaja en coordinación con la Fiscalía General de Sinaloa. Sin embargo, la desconfianza y el malestar siguen creciendo entre los ciudadanos, quienes ya no solo piden justicia por las víctimas, sino una respuesta firme contra la violencia que ya ha cobrado demasiadas vidas en el estado.

La tragedia de Gael y Alexander muestra no solo la violencia desbordada que sufren los habitantes de Sinaloa, sino también la impotencia ante la falta de acción efectiva de las autoridades locales. La falta de respuestas claras y contundentes frente a esta crisis de seguridad pone en duda la capacidad del gobierno para proteger a sus ciudadanos. La indignación es comprensible, y el clamor por justicia es urgente, pero también lo es la necesidad de una estrategia integral que realmente frene la violencia que asola a Culiacán y otras regiones del estado.

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