VERACRUZ, 04 DE ABRIL DEL 2025.

Desde un aula del Centro Universitario Latino Veracruz (Ceulver), un grupo de estudiantes de ingeniería mecánica automotriz dio vida a un proyecto que hoy capta la atención internacional: el “Proyecto Mantarraya”. Este vehículo aéreo, que incorpora tecnología de drones a gran escala, busca convertirse en una alternativa real para atender emergencias en zonas de difícil acceso.

Imágenes de la presentación de Proyecto MANTARRAYA ante medios de comunicación. Créditos: Facebook/ZONA CEULVER.

Ingeniería al servicio de la emergencia

El equipo conformado por Valeria Palacios, Alejandro Lino, Daniel Vázquez, Juan Ramos y Alan Catillo, construyó desde cero un prototipo de auto volador que puede soportar hasta 180 kilos en pruebas de carga. Con seis motores de alta potencia y un diseño compacto de aluminio, la nave está pensada para llegar a donde otros vehículos no pueden, salvando vidas en entornos complejos.

Este prototipo no solo persigue innovación, sino también propósito: asistir en situaciones donde los vehículos tradicionales no tienen acceso. Una ambulancia aérea compacta que podría redefinir la atención en emergencias.

Rutas hacia el futuro

Presentado oficialmente el 13 de febrero, el “Proyecto Mantarraya” participará en la Feria Aeroespacial de México y ha recibido invitación para exhibirse en instalaciones de la NASA. Lo que inició como un ejercicio académico, hoy es un potencial disruptor de la industria aeroespacial.

Este logro no solo representa una victoria para el talento estudiantil mexicano, sino que además plantea una nueva narrativa sobre la innovación en el país: cuando la educación y la pasión convergen, el cielo deja de ser el límite.

El futuro de la ingeniería en México comienza a tomar forma con propuestas tangibles como esta, capaces de posicionar al país como un actor competitivo en el desarrollo de vehículos aéreos.

Más allá de la exhibición internacional, la visión del “Proyecto Mantarraya” abre la conversación sobre movilidad urbana, sustentabilidad y diseño inteligente con impacto social.

A medida que avanzan las pruebas y el interés de otras instituciones crece, el equipo detrás de este proyecto demuestra que la juventud mexicana no solo imagina el futuro: lo construye.

Es un claro recordatorio de que grandes ideas pueden nacer en salones de clase, pero su impacto puede alcanzar las estrellas.

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