Kenia. 18/Agosto/2025
La especie del rinoceronte blanco del norte, que habitó la Tierra durante más de 10 millones de años, está al borde de la desaparición. Actualmente, solo sobreviven dos ejemplares: Najin (35 años) y Fatu (24 años), madre e hija que viven bajo vigilancia armada en la reserva Ol Pejeta, en Kenia.
Desde 2018, tras la muerte de Sudan, el último macho, la especie quedó funcionalmente extinta, pues sin machos no es posible la reproducción natural. Sin embargo, la ciencia es su última esperanza: investigadores han creado 35 embriones a partir de óvulos de Fatu y esperma congelado de machos ya fallecidos.
Dado que ninguna de las dos hembras puede gestar —Najin por tumores ováricos y Fatu por su rol como donadora de óvulos—, los embriones se encuentran en Italia en espera de ser implantados en rinocerontes blancos del sur, quienes actuarían como madres sustitutas.

Aunque un primer intento de gestación in vitro terminó en tragedia cuando la madre sustituta murió por complicaciones externas, el feto de 70 días confirmó que la técnica es viable. Cada procedimiento cuesta millones de dólares, y los científicos corren contra el tiempo: buscan que un nuevo rinoceronte nazca en los próximos 2 a 3 años, mientras Najin y Fatu aún vivan para transmitir el comportamiento de su especie.
La principal causa de su extinción ha sido la caza furtiva, impulsada por el alto valor de sus cuernos, más caros que el oro en el mercado negro. De miles de ejemplares en África Central, solo quedan dos.