MÉXICO, 15 DE MARZO DEL 2025.
Este 15 de abril se cumplen 68 años del fallecimiento de Pedro Infante, el ídolo inmortal del cine y la música mexicana. La noticia de su muerte, ocurrida en 1957, paralizó al país y dejó un hueco imposible de llenar en el corazón de millones de admiradores.

Aquella mañana, el artista viajaba como piloto a bordo de un avión de carga que despegó de Mérida, Yucatán, pero se desplomó pocos minutos después. Infante tenía apenas 39 años, pero ya era considerado una leyenda viva. Su pérdida fue tan profunda que provocó expresiones de duelo masivas: miles salieron a las calles, las estaciones de radio repitieron sus canciones sin descanso y su funeral fue un mar de lágrimas.
En los años posteriores, el dolor colectivo dio paso a un sinfín de rumores: muchos se aferraban a la idea de que Pedro seguía con vida, oculto en algún rincón del país. La negación popular era prueba del profundo vínculo entre el ídolo y su pueblo.
Pedro Infante dejó una herencia artística que trasciende generaciones: más de 60 películas, cerca de 300 canciones y una imagen que sigue viva en altares, murales y plataformas digitales. Producciones como Nosotros los pobres, Pepe el Toro y Tizoc no solo marcaron época, sino que lo inmortalizaron como el símbolo del mexicano noble, trabajador y sentimental.
Nacido en Mazatlán, Sinaloa, en 1917, Pedro Infante comenzó su carrera como cantante de música ranchera antes de conquistar la pantalla grande. Su talento y carisma lo convirtieron en una figura cercana, un héroe cotidiano con el que el pueblo se identificaba. Más allá del cine y la música, fue también un apasionado de la aviación, actividad que finalmente sellaría su destino.
Hoy, a más de seis décadas de su partida, Pedro Infante no es solo una figura del pasado: es un faro cultural que sigue brillando con fuerza. Cada 15 de abril, sus admiradores lo recuerdan con flores, canciones y homenajes que demuestran que los grandes no se van, simplemente encuentran nuevas formas de quedarse.