VERACRUZ, 24 DE MARZO DEL 2025.
El propietario del bar Jalisquito Minatitlán, ubicado en Veracruz, rompió el silencio tras el ataque armado que sufrió el pasado 21 de marzo. En un mensaje publicado en redes sociales, Daniel «N», quien es identificado como el dueño del establecimiento, relató los hechos que llevaron a dos agresores a perder la vida y que, según su versión, fueron causados por su desesperación ante las constantes extorsiones que había sufrido por parte de grupos criminales.

El ataque ocurrió cuando Daniel se encontraba a bordo de su camioneta GMC gris en el estacionamiento de su bar, situado en la colonia Nueva Mina. De acuerdo con los informes, dos hombres intentaron atacarlo a balazos, pero el dueño logró reaccionar, embistiendo a los agresores con su vehículo antes de escapar del lugar. Su camioneta, que presentaba múltiples impactos de bala, fue localizada más tarde en otro punto de Minatitlán.
En una publicación realizada al día siguiente, Daniel explicó las razones que lo llevaron a actuar de esta manera. Según su testimonio, durante los últimos tres meses había sido víctima de extorsiones semanales, en las que los criminales le exigían pagos continuos para garantizar la operación de su bar. Hastiado por la situación, el propietario había decidido no ceder más a las demandas de los delincuentes, lo que provocó una amenaza de ataque armado por parte de uno de los extorsionadores. “Ya me había cansado de que estos solo venían por su dinero y se iban”, expresó.
El incidente fue captado en video, donde se observa cómo uno de los sicarios golpeó al personal de seguridad mientras le advertía que el ataque era consecuencia de la negativa a pagar las cuotas. En ese momento, al percatarse de la situación, Daniel trató de refugiarse en su camioneta, que terminó impactándose contra las paredes de su propio negocio, tras haber embestido a los agresores en un intento de huir.
Tras lo sucedido, el dueño del bar decidió cerrar el establecimiento y, aunque reconoció haber embestido a los agresores, dejó claro que no se presentaría ante las autoridades por motivos de seguridad personal. Aseguró que no cometió ningún delito, ya que los extorsionadores, quienes murieron en el incidente, eran los verdaderos criminales.
Daniel también ofreció una disculpa a sus empleados por el cierre del negocio, señalando que, aunque se había reportado su detención, la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha confirmado dichos rumores. En su publicación, el propietario expresó: “Quizá algún día me alcancen las balas de venganza… Mi negocio quizá no volverá a existir”. Afirmó que, aunque enfrentará las consecuencias de sus acciones, su decisión fue motivada por el desgaste de vivir bajo la constante amenaza de los extorsionadores.
Este incidente resalta la creciente inseguridad y el control territorial que ejercen los grupos criminales en diversas zonas de Veracruz. La desesperación del propietario, quien se vio acorralado por la extorsión y la violencia, pone en evidencia las difíciles decisiones que enfrentan muchos empresarios que operan bajo la amenaza constante de los criminales. Sin embargo, es crucial que las autoridades no solo se enfoquen en la reacción individual ante el crimen, sino que refuercen los mecanismos de protección y seguridad para prevenir que situaciones como esta se repitan. La solución no debería recaer únicamente sobre las víctimas de la extorsión, sino en un esfuerzo conjunto entre el gobierno y la sociedad para erradicar la impunidad y garantizar la paz.