CDMX, 20 DE MARZO DEL 2025.
Las corridas de toros en la Ciudad de México han dado un giro radical tras la reciente aprobación de una reforma que modifica por completo la manera en que se llevan a cabo estos espectáculos en la capital. Con 61 votos a favor y uno en contra, el Congreso local aprobó una reforma histórica que permite realizar corridas sin violencia, prohibiendo cualquier tipo de lesión o muerte de los animales involucrados.

El nuevo enfoque, que se enmarca en un cambio en la Ley de Protección Animal de la Ciudad de México, elimina el uso de objetos punzantes, como puyas, banderillas, estoque y puntillas, que históricamente se usaban para infligir daño a los toros. Además, la reforma establece que los animales deberán ser protegidos para evitar lesiones a otras criaturas o personas, y la duración de cada corrida se limita a diez minutos por toro, frente a los veinte minutos que se permitían anteriormente. En total, cada evento podrá contar con un máximo de seis ejemplares.
Este nuevo formato busca asegurar que las corridas de toros se lleven a cabo «sin violencia», en un esfuerzo por proteger los derechos de los animales y promover un espectáculo más ético. En caso de que algún animal resulte herido o muera, las sanciones económicas serán severas, con multas de hasta 16.970 dólares por cada toro lesionado o fallecido.
La reforma ha generado reacciones divididas. Por un lado, defensores de los derechos animales y autoridades locales celebran la decisión, considerándola un avance en la lucha por la protección de los seres vivos. La medida refleja un creciente compromiso con el bienestar animal, alineándose con las tendencias globales que rechazan la crueldad hacia los animales en espectáculos públicos.
Sin embargo, el gremio taurino ha expresado su desacuerdo, argumentando que este nuevo formato trastoca las tradiciones de las corridas de toros, consideradas por algunos como un arte cultural profundamente arraigado en la historia de México. La imposibilidad de realizar una lidia completa y la prohibición de ciertos instrumentos son vistos por los taurinos como un ataque a su identidad y una alteración de su práctica ancestral.
Este cambio en las corridas de toros de la Ciudad de México refleja un avance hacia un modelo de mayor respeto por los animales, en sintonía con las demandas de una sociedad más consciente de los derechos de los seres vivos. Si bien la medida afecta la tradición taurina, es innegable que responde a una realidad que exige un trato más humanitario hacia los animales. El desafío ahora será encontrar un equilibrio que permita preservar el patrimonio cultural sin comprometer el bienestar de los seres que participan en estos espectáculos.