ROMA 20 DE FEBRERO DEL 2025.
El Vaticano ha confirmado que posee una carta firmada por el papa Francisco en 2013, en la que contempla la posibilidad de renunciar al papado en caso de que su salud se vea gravemente afectada. Sin embargo, este documento aún no es efectivo y, de acuerdo con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el pontífice no ha presentado su dimisión, a pesar de los recientes problemas de salud que lo han llevado a ser hospitalizado por una neumonía bilateral.

Aunque el Papa ha manifestado en diversas ocasiones que consideraría la renuncia si su estado de salud lo impidiera, ha reafirmado más recientemente que el papado es un cargo vitalicio, lo que implica que no renunciaría mientras estuviera en plenas facultades mentales. La carta de renuncia, custodiada en una caja fuerte del Vaticano, fue redactada cuando Francisco estaba en pleno uso de sus facultades y se presentó al cardenal Tarcisio Bertone, entonces secretario de Estado vaticano, como una medida preventiva en caso de que el Papa no pudiera tomar decisiones debido a un problema físico grave.
La CEM aclaró que esta práctica no es algo excepcional. Desde la época del Papa Pablo VI (1963-1978), los papas han tenido documentos similares, como una forma de garantizar que el Vaticano tenga un plan de acción en caso de incapacitación del pontífice. La carta solo se activaría si Francisco se viera afectado por una enfermedad que paralice su capacidad de tomar decisiones, lo que en la práctica deja abierta la posibilidad de una renuncia solo en casos de degeneración cognitiva.
En 2022, el propio Francisco había hablado sobre la existencia de este documento durante una entrevista con un medio español, cuando atravesaba fuertes dolores de rodilla. Sin embargo, no reveló detalles sobre su contenido en ese momento. Actualmente, el Papa se encuentra en su sexto día de hospitalización en Roma, recuperándose de la neumonía bilateral que los médicos describen como compleja.
Aunque el papa Francisco aún tiene un largo camino por recorrer para superar a papas de larga duración como León XIII, quien murió a los 93 años, se encuentra en camino de igualar o incluso superar a figuras como Gregorio XII, quien renunció en 1415 a los 88 años para poner fin al Cisma de Occidente, antes de la histórica dimisión de Benedicto XVI en 2013.
La renuncia del Papa Francisco sigue siendo una posibilidad que, aunque existe en forma de documento, parece lejana dada su salud actual y su compromiso con el papado. Su caso refleja la complejidad del liderazgo en la Iglesia Católica y la importancia de una planificación a largo plazo ante imprevistos. Sin embargo, la lección más clara es que el papado es un cargo vitalicio, una responsabilidad que, mientras Francisco esté lúcido, continuará guiando a la Iglesia Católica.